Un nuevo escándalo estremece a la NBA. El entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, fue arrestado por el FBI poco después del partido en el que su equipo cayó ante los Minnesota Timberwolves, en un operativo que destapó una amplia red de apuestas ilegales y póker clandestino presuntamente vinculada a organizaciones criminales.
Según reportes de Associated Press y SBNation, Billups fue detenido junto a más de 30 personas, entre ellas el jugador Terry Rozier, acusado de participar en apuestas deportivas no autorizadas y de filtrar información interna sobre lesiones y alineaciones. La investigación federal, que llevaba meses bajo reserva, se centra en una trama de apuestas ligada a mafias que operaban en varios estados de EE. UU. y que, según las autoridades, generaba millones de dólares en beneficios ilícitos.
El arresto del coach se produjo apenas horas después de la derrota de Portland por 118-114 ante Minnesota, la peor forma posible de cerrar una noche que parecía una simple jornada regular de liga. Los agentes federales esperaron el final del partido para ejecutar la orden de detención en el propio Moda Center, sorprendiendo a jugadores, personal técnico y aficionados.
El Departamento de Justicia confirmó que los cargos incluyen asociación ilícita, fraude electrónico y participación en actividades de juego ilegales. Se investiga si parte de las apuestas estaban relacionadas directamente con resultados de partidos de la NBA o si los implicados usaron información privilegiada para manipular pronósticos.
La NBA emitió un comunicado preliminar asegurando “colaborar plenamente con las autoridades federales” y reiterando su “tolerancia cero frente a cualquier forma de corrupción que afecte la integridad del deporte”.
Este caso recuerda viejos fantasmas en el baloncesto profesional estadounidense, pero con un alcance mucho mayor: no se trata de un jugador aislado, sino de una red organizada en la que aparecen entrenadores, deportistas y corredores de apuestas conectados con grupos del crimen organizado.
La liga enfrenta ahora uno de los desafíos más graves de su historia reciente, con repercusiones que podrían extenderse más allá del baloncesto y reabrir el debate sobre los límites entre las apuestas legales y la integridad competitiva.
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