En Cuba, el régimen de Raúl Castro y su sucesor, Miguel Díaz-Canel, ha sido objeto de críticas internacionales debido a la represión a la oposición política y la falta de garantías en el sistema judicial. La situación ha empeorado para los disidentes, quienes enfrentan juicios y condenas sin las mínimas condiciones legales. En este contexto, el fiscal cubano Edward Roberts Camber ha sido señalado como uno de los principales actores en la persecución de opositores y de aquellos que se atreven a expresar opiniones críticas en redes sociales.
Roberts Camber, cuya implicación en casos de represión está documentada por la página Represores Cubanos, ha jugado un papel crucial en la condena de figuras como Gil.
En una publicación reciente, se revela cómo su familia, en particular la esposa de Gil, ha sido víctima de ataques por parte del aparato represivo cubano. Se denuncia que la esposa de Gil, según reportes de la cuñada, ha sufrido un severo desgaste físico debido al estrés y las dificultades económicas derivadas de la situación de su esposo, quien cumple una condena de por vida tras haber servido al régimen.
Lo más alarmante, sin embargo, es la doble moral del fiscal Roberts Camber, cuya familia está vinculada al mercado negro, una actividad ilegal en Cuba.
Se informa que sus hijos participan activamente en el comercio clandestino a través de Facebook, una práctica que el régimen persigue con severidad cuando se trata de los opositores.
En este sentido, la hipocresía del sistema es evidente: mientras los opositores son perseguidos por simples publicaciones en redes sociales, los hijos de figuras del régimen operan libremente en el mismo espacio digital sin consecuencias.
Uno de los casos más notorios es el de Sulmira, una joven condenada a 10 años de prisión por escribir en Facebook, una condena que refleja la política de represión brutal contra la libertad de expresión en la isla.
La denuncia también menciona la participación de Ania Molinet Baños, fiscal y esposa de Roberts Camber, quien ha contribuido a la persecución de estos opositores y ha sido cómplice del sistema de justicia corrupto que prevalece en el país.
En su rol, Molinet ha sido identificada como una pieza clave en la represión política, pues junto a su esposo, han contribuido al encarcelamiento de muchos jóvenes y opositores con pruebas manipuladas.
Los testimonios y documentos presentados por periodista y otros defensores de la libertad como Mario Penton y Luis Domínguez revelan un panorama desolador: los funcionarios y sus familias se benefician del poder que ostentan, mientras que aquellos que se oponen al régimen son sometidos a juicios arbitrarios y condenas injustas.
Esta dinámica de impunidad dentro del aparato judicial cubano genera un clima de miedo y desesperanza, donde la corrupción no solo se limita al mercado negro, sino que también se infiltra en las más altas esferas del poder.
El caso de Edward Roberts Camber y su familia es un ejemplo palpable de cómo el régimen cubano mantiene un control absoluto sobre la justicia, utilizando la represión como un instrumento de poder para silenciar a aquellos que buscan expresar sus opiniones. Como se detalla en los testimonios, su familia disfruta de privilegios a pesar de las acusaciones de corrupción, lo que demuestra las graves fallas del sistema cubano y la impunidad que caracteriza la vida política en la isla.
En este contexto, los periodistas siguen investigando y revelando estos casos de abuso, con el objetivo de dar a conocer la verdad detrás de las paredes de la opresión en Cuba.
La denuncia de figuras como Roberts Camber no solo resalta la hipocresía del régimen, sino también el sistema judicial profundamente comprometido con la represión y la violación de los derechos humanos.
Fuente: Martí Noticias.
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