Ya es una realidad: los presos del centro de detención migratoria conocido como “Alligator Alcatraz”, ubicado en los Everglades del sur de Florida, están siendo retirados progresivamente. Según fuentes oficiales y correos internos filtrados, el número de detenidos se ha reducido a menos de 350 personas y se espera que en los próximos días la instalación quede completamente vacía.
Muchos de los migrantes han sido transferidos a otros centros de detención dentro del país, mientras que otros han sido deportados. Este proceso marca el inicio del desmantelamiento definitivo del polémico centro, tras el fallo de una jueza federal que ordenó su cierre inmediato. El centro, construido sin evaluaciones ambientales adecuadas en un área protegida, deberá ser completamente desmontado en un plazo máximo de 60 días. Esto incluye la remoción de cercas, generadores, torres de iluminación, sistemas sépticos y cualquier otra infraestructura.
La jueza Kathleen Williams rechazó la apelación presentada por el gobernador Ron DeSantis, quien intentó frenar la orden judicial. Alligator Alcatraz fue inaugurado el 1 de julio de 2025 como parte de una política estatal destinada a ampliar drásticamente la capacidad de detención de inmigrantes.
Su ubicación en plena Reserva Nacional Big Cypress generó desde el inicio una fuerte oposición por parte de grupos ecologistas, la tribu indígena Miccosukee y organizaciones de derechos civiles.
Además del daño ambiental señalado, se denunciaron graves condiciones dentro del centro: hacinamiento, insalubridad, falta de acceso a representación legal, atención médica deficiente y detenciones prolongadas sin el debido proceso.
Estas denuncias fueron fundamentales para el fallo que ahora obliga al estado a cerrar y desmantelar la instalación. El costo estimado de este desmantelamiento es de entre 15 y 20 millones de dólares, que deberán ser asumidos con fondos públicos.
Pese a este revés judicial, DeSantis anunció planes para construir una nueva instalación en el norte del estado, bajo el nombre provisional de “Deportation Depot”. No obstante, para muchos activistas y defensores de los derechos humanos, el cierre de Alligator Alcatraz representa una victoria contundente.
El lugar, que operó por menos de dos meses, se convirtió en un símbolo del choque entre políticas migratorias estatales agresivas y los principios federales de protección ambiental y derechos civiles. Todo indica que para noviembre el terreno deberá quedar completamente restaurado, marcando el final de uno de los episodios más controvertidos de la política migratoria reciente en Florida.
Fuente: Telemundo Noticias
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