Hospital Psiquiátrico de Camagüey lleva más de diez días sin agua y condiciones “criminales”
Redacción de CubitaNOW ~ martes 25 de noviembre de 2025
El Hospital Psiquiátrico de Camagüey atraviesa una crisis que parece sacada de una película de terror: acumula más de diez días sin suministro de agua, dejando a pacientes y trabajadores sometidos a condiciones de insalubridad que el propio personal califica como “criminales”. En un país donde la crisis sanitaria crece a ritmo acelerado, esta realidad se convierte en otro espejo del desastre nacional.
La falta total de agua impide que los pacientes puedan bañarse, las salas no se limpian, los baños están inservibles y la comida se sirve en bandejas reutilizadas sin poder lavarlas. Trabajadores denuncian que incluso han aparecido gusanos en algunos utensilios, prueba de un deterioro inadmisible.
Ante la emergencia, la directora del centro, la doctora Ana Josefa, autorizó que se siguieran usando las mismas bandejas aunque no pudieran fregarse. Para el personal, esta medida es incorrecta y representa un riesgo sanitario para pacientes con vulnerabilidades mentales, muchos de ellos completamente dependientes del cuidado institucional.
En un intento desesperado, se instaló una turbina provisional para abastecer el hospital, pero fue robada el mismo día, dejando todo igual de seco que antes. Las pipas de agua tampoco llegan, bajo el argumento de que no hay combustible, una excusa que se ha convertido en marca registrada del fracaso estatal.
Médicos, enfermeros y auxiliares aseguran que trabajan en condiciones inhumanas, sin respuestas eficientes de la administración ni medidas urgentes que reduzcan el daño. Mientras tanto, las autoridades parecen limitarse a esperar que el problema se resuelva solo, como si la falta de agua, limpieza e higiene pudiera tolerarse en un hospital psiquiátrico donde los pacientes requieren cuidados especiales y dignidad humana.
El desastre no es puntual ni accidental. Es una imagen directa del colapso de los servicios básicos en Cuba, donde ni siquiera una institución médica puede garantizar agua, limpieza o condiciones mínimas de salubridad. El resultado es un riesgo sanitario grave no solo para los internos, sino también para el personal que lucha cada día en un entorno que se derrumba sin que las autoridades actúen con seriedad.
Mientras el gobierno insiste en hablar de “resistencia creativa” y de un sistema de salud que, según la propaganda oficial, continúa siendo una potencia médica, la realidad demuestra lo contrario. En Camagüey, un hospital entero funciona como un campo abandonado, donde los más vulnerables pagan el precio del abandono estatal.