Una madre cubana vive horas de angustia tras salir de una cita con las autoridades migratorias en Estados Unidos sin su esposo, quien fue arrestado por oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Según relató entre lágrimas en un video compartido en redes sociales, ambos habían acudido a la cita con la esperanza de avanzar en su proceso, pero la vida les dio un golpe inesperado: “A mí me dejaron ir con una orden de entrega, pero a él se lo llevaron”, contó la mujer, visiblemente afectada.
El caso refleja la tensión y el temor que viven miles de migrantes cubanos en territorio estadounidense, muchos de los cuales enfrentan procesos inciertos tras llegar al país en busca de un futuro mejor.
En los últimos meses, se han reportado decenas de arrestos similares en distintos estados, especialmente en Florida, Texas y Georgia, donde ICE ha intensificado las detenciones de personas con órdenes de deportación pendientes o casos en revisión.
“Nosotros vinimos a trabajar, no a hacer daño. No tenemos antecedentes, solo queremos vivir en paz”, insistió la mujer, quien ahora teme quedarse sola con sus hijos y sin el apoyo económico y emocional de su esposo.
La situación ha despertado la solidaridad de otros cubanos, que en los comentarios piden ayuda legal urgente y critican la falta de sensibilidad en algunos procedimientos migratorios.
Casos como este no son aislados. En agosto, un matrimonio cubano en Houston vivió algo similar cuando el esposo fue detenido en una cita rutinaria con ICE. También se supo de una madre en Miami a la que le dieron solo 15 días para presentarse y ser deportada, mientras su hija menor de edad quedaría en Estados Unidos bajo custodia de familiares.
La incertidumbre se ha convertido en el día a día de muchas familias cubanas que cruzaron la frontera o llegaron bajo el programa de parole humanitario, confiando en que podrían rehacer sus vidas.
Hoy, la desesperación se mezcla con el miedo y la impotencia ante un sistema que, en ocasiones, parece no distinguir entre quienes buscan refugio y quienes violan la ley.
“Solo pido que lo dejen libre”, dijo la mujer al final de su testimonio. “No somos criminales. Somos una familia que quiere quedarse unida.”