La política de Estados Unidos hacia Cuba no contempla ninguna negociación con el régimen de La Habana, según declaró un alto funcionario del Departamento de Estado en entrevista con el periodista Mario J. Penton de Martí Noticias. La estrategia de Washington, subrayó, se sostiene en dos pilares: el apoyo directo al pueblo cubano y la presión sobre la élite gobernante.
El funcionario describió al gobierno cubano como “un régimen colapsado, dirigido por ancianos cuya única prioridad es mantener el control político y material”. Según explicó, la crisis que atraviesa la isla no tiene relación con las sanciones de Washington, sino con la incapacidad del propio sistema. “No tienen un plan ni una idea para sacar adelante al país. Se están destruyendo solos”, afirmó.
Uno de los datos más reveladores mencionados fue el éxodo masivo: en apenas dos años, Cuba ha perdido alrededor del 13 % de su población, principalmente jóvenes. “La gente huye no porque Estados Unidos sea un imán, sino porque quiere escapar de la isla hacia cualquier lugar del mundo”, señaló.
Respecto al tema migratorio, dejó claro que EE. UU. no permitirá que La Habana lo utilice como mecanismo de presión. “Cada país tiene la obligación de recibir a sus ciudadanos. No hay nada que negociar. Es su deber, punto”, indicó, recordando que los vuelos de deportación continúan activos.
El funcionario defendió además la política de sanciones, que —según dijo— están dirigidas exclusivamente contra el aparato militar y de seguridad del Estado. “Los estadounidenses no deben hacer negocios con hoteles, bancos o empresas controladas por los militares. Pero cualquier transacción puede hacerse con cubanos privados genuinos. Lo que impide ese comercio es el propio régimen, no Estados Unidos”, recalcó.
Sobre la narrativa del embargo, la calificó de “cansada y manipuladora”. “Si no tienen carros no es porque Washington se los impida. Pueden comprar Hyundais, Kias o Volkswagens. El problema es que su sistema socialista no produce nada y, cuando logran algún contrato, no pagan sus deudas”, apuntó.
El funcionario también criticó la relación de La Habana con Caracas. “Durante años sobrevivieron gracias a los subsidios venezolanos. Hoy ambos regímenes están en ruinas. La alianza solo ha servido para sostener a Maduro y a la cúpula cubana, mientras sus pueblos sufren”, aseguró.
En cuanto a la presencia de inteligencia rusa y china en la isla, reconoció que preocupa a Washington, pero insistió en que no cambia la realidad esencial: “Un régimen sin rumbo, sin ideas y que vive de robar dinero y esconderlo en bancos suizos”.
El alto funcionario agregó que Estados Unidos tiene capacidad de respuesta para acompañar una transición democrática en Cuba, pero insistió en que actualmente “no existe un gobierno dispuesto a ayudar a su pueblo”. También recordó que la isla mantiene una de las tasas más altas de presos políticos per cápita en el mundo. “Seguiremos denunciando cada caso y presionando por su liberación, pero sin convertir la excarcelación en un negocio”, concluyó.
Finalmente, sobre la línea de la actual administración, fue tajante: “El presidente Trump ha sido claro y consistente: no habrá financiamiento para el régimen, pero sí habrá apoyo para el pueblo cubano que busca un cambio”.
(Con información de Martí Noticias)
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