El primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu declaró este domingo que su plan para la ciudad de Gaza no pretende ocuparla, sino “liberarla de Hamás”. En una rueda de prensa, afirmó que existen cinco principios para poner fin a la guerra, centrados en garantizar la seguridad y el control fronterizo.
Advirtió que si Hamás no entrega sus armas, Israel “no tendrá otra opción” que “terminar el trabajo y destruirla”. Estas palabras llegan en medio de una creciente presión interna, marcada por la convocatoria de una huelga general para el próximo 17 de agosto por parte de familiares de rehenes, quienes acusan al gobierno de actuar de forma imprudente.
La operación prevista, según medios israelíes, iniciaría en octubre e incluiría una orden de evacuación forzada para los entre 800 mil y un millón de palestinos que actualmente permanecen en la ciudad de Gaza.
Los residentes tendrían un plazo de dos meses para abandonar el área antes de la entrada del ejército israelí. El plan ha despertado fuertes críticas internacionales, especialmente por las consecuencias humanitarias que podría generar en una población ya golpeada por meses de ofensiva militar y desplazamientos forzados.
Ocho países europeos —España, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Noruega, Portugal y Eslovenia— expresaron este domingo su condena “enérgica” a la nueva operación israelí.
En un comunicado conjunto, los ministros de Exteriores advirtieron que esta decisión “solo agravará la crisis humanitaria” y “pondrá en mayor riesgo la vida de los rehenes” que siguen en manos de las milicias palestinas. Señalaron que el plan podría causar un “número inaceptablemente elevado de muertes” y el desplazamiento de casi un millón de civiles palestinos.
La reacción internacional se extiende a otras naciones como Francia, Alemania, Bélgica, Turquía, Arabia Saudí y Japón, cuyos gobiernos también han manifestado su preocupación o rechazo, advirtiendo sobre la posibilidad de un empeoramiento de la situación humanitaria en la Franja de Gaza.
Mientras tanto, organizaciones humanitarias alertan que la población civil se enfrenta a niveles críticos de hambre y desnutrición, con una cuantiosa cifra de muertes registrada por estas causas, muchos de ella, niños.
Fuente: Europa Press