Un operativo policial en Manzanillo, provincia Granma, ha destapado otro capítulo del creciente entramado de corrupción en Cuba. Un chofer de una empresa estatal fue detenido cuando transportaba más de 3,000 cajetillas de cigarros de la marca Criollos, sin documentación legal y con aproximadamente 200,000 pesos en efectivo.
La detención tuvo lugar en la carretera del cementerio de ese municipio, según fuentes vinculadas al Ministerio del Interior.
Durante el registro del vehículo, que pertenecía a una entidad estatal aún no identificada públicamente, la policía encontró cinco cajas repletas de cigarrillos y un volumen importante de dinero, lo que apunta a una operación bien planificada. “Esto no es un acto aislado. Aquí hay una estructura detrás: empresa, almacén, jefe de transporte, contabilidad...”, escribió un usuario indignado en Facebook, reflejando el sentir de muchos cubanos que ven con frustración cómo se desvía lo poco que queda de los recursos nacionales, según refleja en su sitio Aytana Alama.
A pesar de la gravedad del hecho, las autoridades no han revelado ni el nombre del chofer ni el de la empresa involucrada, lo que ha generado sospechas de encubrimiento y una creciente desconfianza ciudadana. En redes sociales, muchos denuncian que estas prácticas son comunes y que existen redes organizadas que se benefician del caos institucional y económico que atraviesa el país.
Este caso no es el primero ni el único. En los últimos meses, se han reportado decomisos similares en otras provincias, como Artemisa y Santiago de Cuba, donde ciudadanos fueron sorprendidos con grandes cantidades de cigarros presumiblemente desviados del sistema estatal de distribución. La repetición de estos hechos pone en evidencia un patrón que va más allá del oportunismo individual.
En medio de la escasez generalizada, el tabaco se ha convertido en otro producto inaccesible para la mayoría. Una simple cajetilla de cigarros puede alcanzar hasta 1,100 pesos en Camagüey y más de 1,000 en ciudades como La Habana o Santa Clara, según cifras recientes de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). La inflación ha golpeado especialmente la categoría de bebidas alcohólicas y tabaco, con un alza del 58.72 % solo en febrero.
“Fumar en Cuba es un lujo para los ricos o para quienes se abastecen en el mercado negro”, lamenta un consumidor habitual. Mientras tanto, casos como el de Manzanillo muestran que parte de ese mercado informal está alimentado, irónicamente, desde las propias estructuras estatales. Un círculo vicioso de corrupción, impunidad y necesidad que no parece tener fin.
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