Nuevamente el humorista Ulises Toirac se adueña de las redes con sus incisivos comentarios. Esta vez el polémico "Chivichana" publicó en su perfil de Facebook un testimonio que, más allá del tono cotidiano con que comienza, se convierte pronto en una denuncia punzante sobre la situación actual de Cuba.
Al conversar en la calle con un desconocido de Pinar del Río, Toirac describe cómo los cubanos, ante la persistencia de los apagones y la crisis generalizada, han desarrollado un tipo de adaptación psicológica que raya en la resignación absoluta.
Lo que antes era inaceptable hoy se vuelve costumbre: "Se habituaron", le dijo el hombre, refiriéndose a su pueblo. Apagones de 15 o 18 horas, cocinar con leña, vivir sin expectativas. Y Toirac concluye horrorizado: "Es lo cotidiano. Viven así y no esperan otra cosa."
La publicación rápidamente desató una oleada de comentarios que confirman la desesperanza de todo un país. Desde Lajas, Jorge A. Rodríguez asegura que allí los apagones alcanzan hasta las 22 horas, y ya nadie se inmuta. María Teresa Betancourt resume el absurdo de las políticas actuales con humor negro: “Son ideas tipo el filósofo chofer de la 22 en los años 90: avancemos pa’ tra, de laito”.
Otros usuarios como Damarys Cantera y Liane Rabelo confiesan su tristeza con frases como “vivir por vivir” o “sin palabras”, mientras narran cómo la electricidad "pestañea" cuando regresa por breves instantes.
"No se avizoran pasos coherentes", dice Toirac, y muchos coinciden con él. El comentario de Espe Aguirre es demoledor: "Ni en el período especial fue tan mala la situación como ahora. No creo en ningún dirigente de este país ni en sus consignas vacías con sus barrigas grandes."
La indignación va acompañada de una impotencia generalizada. Carmen Martínez Velázquez afirma que los rostros del cubano reflejan la pérdida total de esperanza y alegría. “El día siguiente será peor que el de hoy”, remata con tristeza.
También hay voces que alertan sobre los efectos en la salud mental: Marleidy López pide estudios psicológicos sobre el impacto del “mal vivir” prolongado, mientras Kenia Urguiza describe apagones de hasta 30 horas en Cumanayagua. "Es una lucha perenne que solo deja desidia y desesperanza a su paso", dice.
Ana María Carrasquero, desde Mayabeque, resume el sentir de muchos: “Me niego a acostumbrarme y mucho menos a resignarme”. Su comentario, lleno de dolor y claridad, recuerda que la resistencia también puede ser un acto de dignidad.
Al decir de Toirac: "Sicológicamente es normal que venga un apagón de 15 o 18 horas y al venir saben que son dos o tres y hacen lo necesario... lo mismo con lo de cocinar con carbón o leña. Se habituaron. Es lo cotidiano. Viven así y no esperan otra cosa. Me quedé mudo de horror. A ver, uno imagina cierta defensa sicológica para sobrevivir la debacle que significa el tren que les está pasando por encima a muchísimos cubanos.
"Pero hasta que no ve de frente el fenómeno no es capaz de aquilatar todo el horror que supone que en los albores del siglo XXI, en un país que llegó a tener más del 90% electrificado desde hace burujón de años pasen estas cosas... Y no para ahí. El daño no se limita a eso. El daño comprende todo un conjunto de fenómenos que se interconectan: la comida que se echa a perder, el trabajo de tres horas cada cuatro días, la ausencia de servicios primarios, ausencia de medicamentos, servicios médicos nulos, ausencia casi total de insumos en tiendas... Es como una guerra. Yo imagino que los prisioneros y habitantes de los territorios ocupados en la segunda Guerra Mundial seguían el curso de la guerra. Primero veían que no habría fin pero en pocos años empezaron a llegar las noticias de las derrotas de los alemanes, se acercaba el futuro, la libertad, la vida, continuar... ¡Aquí no hay eso! Ni en dos ni en diez ni nunca. No habrá avance de las ´tropas amigas´ porque no hay manera de que lo hagan. Es horrible y no veo la escapatoria. No se avizoran pasos coherentes, por el contrario, las medidas apuntan a un virus comiéndose a su hospedero. Dejándolo sin defensas e inanimado. Sobreviviendo de sueros que le ponen desde afuera"
La metáfora médica de Ulises, comparando la crisis con un virus que devora al país, resuena con fuerza entre sus lectores que forman casi toda la población cubana que no ve la luz en ninguna parte del túnel.
'El cambio no vendrá desde el poder' He estado pensando… (LXXII) por Alberto Reyes Pías
Hace 2 horas
Redada fallida: Dodgers bloquean ingreso del ICE al estadio en plena crisis migratoria
Hace 11 horas
Mercado negro de divisas en Cuba sigue sin variaciones: dólar y euro mantienen su valor
Hace 2 horas
Detienen en Miami al rapero cubano Michael Marichal por presunto acoso a su expareja
Hace 28 minutos