En medio del calor sofocante que agobia a los hogares cubanos y de la persistente crisis energética, un video compartido en redes sociales ha desatado sorpresa y comentarios irónicos: un cubano logró poner en funcionamiento su ventilador utilizando una llave de metal como encendedor improvisado.
La escena, que muchos califican de insólita y hasta surrealista, refleja la capacidad de ingenio popular en un país marcado por la escasez de piezas, repuestos y equipos en buen estado.
“Ni en Vietnam, ni en Rusia, ni en China, ni en Estados Unidos funciona un ventilador con una llave para echarlo a andar. Ya esto es lo último”, comentó un vecino entre risas y resignación, añadiendo: “los cubanos estamos locos”.
La frase resume el desconcierto de muchos que, acostumbrados a la inventiva diaria, aún se sorprenden por la creatividad que surge de la necesidad.
La adaptación consiste en usar una llave común a modo de interruptor, encajándola en el sistema eléctrico del ventilador para que el motor arranque.
Aunque el resultado es funcional, también es riesgoso, pues expone a choques eléctricos y accidentes.
Sin embargo, para muchos en la isla, estas soluciones improvisadas son la única alternativa frente a la falta de repuestos y el alto costo de los equipos nuevos.
La precariedad de la vida cotidiana en Cuba se refleja en escenas como esta: ventiladores de más de 30 años todavía en uso, neveras soviéticas reparadas con piezas recicladas, lavadoras adaptadas con motores de autos y televisores que funcionan gracias a inventos eléctricos caseros.
Todo en un contexto donde las olas de calor son cada vez más intensas, los apagones prolongados limitan el uso de electrodomésticos, y la compra de nuevos equipos resulta casi imposible por los precios en divisas.
En las redes sociales, el video del ventilador con llave se ha vuelto viral, generando una mezcla de humor, incredulidad y tristeza. Para algunos es muestra de la creatividad sin límites de los cubanos; para otros, un reflejo doloroso del nivel de carencias que obliga a la población a vivir en condiciones que rozan lo absurdo.
Lo cierto es que, en medio de la crisis energética y del agobiante calor, cada invento se convierte en una estrategia de supervivencia.
Y si para refrescarse hay que encender un ventilador con una llave de hierro, en Cuba se hace, aunque parezca sacado de un relato surrealista.
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