Rusia enfrenta una crisis de combustible sin precedentes provocada por los continuos ataques ucranianos a sus refinerías. La ofensiva, que ha dejado fuera de servicio cerca del 13 % de la producción nacional, ha generado colas kilométricas en gasolineras y disparado los precios del combustible a máximos históricos.
Las refinerías rusas, atacadas por drones cargados con hasta 90 kilos de explosivos, arden durante días y tardan en recuperarse. La escasez se ha intensificado en regiones como Crimea y Siberia, donde las autoridades han impuesto racionamiento en estaciones de servicio para asegurar el suministro básico a la población. Mientras tanto, el precio mayorista de la gasolina de 95 octanos ha subido un 45 % en lo que va de año, pese a la caída global de los precios del crudo.
El incremento de los ataques coincide con interrupciones en redes ferroviarias y aeropuertos rusos, lo que ha llevado a más ciudadanos a depender del transporte por carretera durante las vacaciones de verano. Esta situación ha generado una presión adicional sobre el consumo de combustible y ha puesto en alerta a las autoridades, que advierten sobre el riesgo de recesión y las dificultades para mantener la producción industrial en sectores como la fabricación de tractores y muebles.
Los ataques ucranianos podrían formar parte de una estrategia de imposición de costos para Rusia. El politólogo y analista de defensa Guillermo Pulido señala que la ofensiva busca alcanzar un punto en el que los costos de los ataques resulten insostenibles, forzando a Moscú a reconsiderar su postura o abrir negociaciones.
Ucrania ha logrado fabricar en grandes cantidades drones de largo alcance capaces de transportar cargas explosivas de hasta 90 kilos. Además, trabaja en el desarrollo de misiles para ampliar la sofisticación de sus ataques, con un alcance máximo confirmado de 3.000 kilómetros, según Iryna Terekh, directora técnica de Fire Point. Estas capacidades fortalecen la independencia militar ucraniana y su capacidad de afectar la logística rusa.
El apoyo internacional ha intensificado la presión sobre Moscú. El primer ministro canadiense, Mark Carney, prometió recientemente un envío de ayuda militar a Ucrania por 1.000 millones de dólares, mientras que Estados Unidos autorizó el envío de misiles que permitirán atacar objetivos dentro de Rusia, según el Wall Street Journal.
El racionamiento y el aumento de precios han tenido efectos inmediatos sobre la vida cotidiana y la economía rusa. Las empresas enfrentan mayores costos operativos, mientras la población experimenta dificultades para acceder a combustible en medio del verano, una temporada de alta demanda. La situación ha generado alarma entre analistas que advierten que, si persiste, la crisis podría profundizarse y afectar la estabilidad económica y social del país.
En medio de este panorama, los ciudadanos rusos y las autoridades monitorean de cerca los ataques, que muestran cómo la guerra en Ucrania no solo impacta militarmente, sino que también tiene efectos directos en la economía y la vida diaria dentro de Rusia, reflejando la magnitud de un conflicto que sigue escalando a nivel estratégico y logístico.
¡Urgente! Denuncian consumo de drogas dentro del Hospital Pediátrico de Marianao(video)
Hace 2 horas
Red de estafadores opera con total impunidad bajo supuesta protección policial en Holguín
Hace 1 día