El antiguo hotel Iberostar Cayo Coco, conocido en sus primeros años como “El Senador” y más tarde rebautizado como “El Emperador”, fue concebido como uno de los proyectos turísticos más ambiciosos de Cuba.
Ubicado en los Jardines del Rey, dentro del polo turístico de Cayo Coco, el complejo representaba una apuesta fuerte del Estado cubano junto a inversores extranjeros de Canadá y Holanda.
Su infraestructura, levantada en medio de una laguna, fue diseñada para impresionar: casi 700 habitaciones y bungalows, piscinas de gran escala, restaurantes temáticos y todas las comodidades que buscaban los visitantes europeos y canadienses que llegaban a la Isla en busca de sol, playa y exotismo.
En su época de esplendor, el resort se mostraba como símbolo del turismo de élite en Cuba, ofreciendo lujo en medio de un entorno natural privilegiado.
Sin embargo hoy lo que alguna vez fue un emblema de prosperidad y modernidad para el turismo cubano, no es más que un cementerio de cemento, hierros oxidados y habitaciones devoradas por la humedad.
El huracán Irma en 2011 marcó el inicio del deterioro irreversible del complejo. Los daños ocasionados, sumados a la falta de inversión para su recuperación, sellaron su destino. Desde entonces, la infraestructura quedó en el olvido, convertida en un espacio fantasmagórico que contrasta con las campañas oficiales que aún venden a Cuba como paraíso turístico.
El abandono del Iberostar Cayo Coco no solo habla de un edificio en ruinas, sino también del fracaso de una visión de desarrollo que priorizó hoteles de lujo mientras millones de cubanos continuaban viviendo en condiciones precarias.
“Hoy, mientras ese gigante de concreto se desmorona entre la maleza y el salitre, miles de familias en Cuba carecen de un techo digno, enfrentando crisis habitacional y precariedad cotidiana.”
Este contraste genera indignación: se levantaron megaproyectos para satisfacer a turistas extranjeros, pero nunca se resolvieron las necesidades básicas del pueblo.
Actualmente, las imágenes compartidas en redes sociales por el usuario Abelito Nemo han reavivado el debate sobre la inutilidad de tales inversiones. Lo que alguna vez fue orgullo del polo turístico de los Jardines del Rey ahora es un recordatorio de promesas incumplidas y un ejemplo claro del deterioro del turismo en Cuba.
En lugar de atraer visitantes, las ruinas del Iberostar Cayo Coco se han convertido en un símbolo de abandono, desidia y de la desconexión entre el lujo soñado y la realidad que viven millones de cubanos.
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