En una sesión histórica de la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada el 29 de octubre, Cuba enfrentó el mayor número de votos en contra y abstenciones desde que comenzó a presentar su resolución anual para exigir el fin del embargo impuesto por Estados Unidos.
La votación —que suele ser una muestra de apoyo casi unánime al régimen— reflejó un cambio notable en la postura internacional hacia el gobierno de La Habana.
Votos a favor: 165 países
Votos en contra: 7 países
Abstenciones: 12 países
Entre los países que votaron en contra de la resolución cubana se encuentran Argentina, Estados Unidos, Hungría, Israel, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania.
Las abstenciones provinieron de Albania, Bosnia y Herzegovina, Costa Rica, República Checa, Ecuador, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Polonia y Rumania.
Se trata de una votación sin precedentes en más de tres décadas, ya que desde 1992 —cuando Cuba presentó por primera vez la resolución— había logrado un respaldo casi unánime, con solo Estados Unidos e Israel manteniendo su voto negativo.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla, representante del régimen cubano ante la ONU, reaccionó denunciando una “brutal campaña de presiones político-diplomáticas” impulsada, según él, por el gobierno de Washington y sus embajadores en distintas regiones.
“Altos funcionarios estadounidenses, incluido el secretario de Estado Marco Rubio, han intentado imponer su voluntad a gobiernos soberanos”, aseguró Rodríguez, aunque subrayó que “la gran mayoría de los países continúan apoyando la resolución cubana”.
El régimen calcula en 7.556 millones de dólares los supuestos daños económicos provocados por las sanciones estadounidenses durante el último año, cifra que representa un aumento del 49% respecto al periodo anterior.
Por su parte, el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, calificó el debate anual como un “teatro político” y exhortó a los países miembros a “dejar de apaciguar a la dictadura cubana”.
“El embargo no es responsable del colapso económico de Cuba. Su crisis se debe a la corrupción, al mal manejo del régimen y a su alianza con enemigos de Estados Unidos”, afirmó.
Waltz negó la existencia de un “bloqueo”, citando los 585 millones de dólares en exportaciones estadounidenses a Cuba durante 2024, y recordó que la isla mantiene fondos millonarios en bancos extranjeros mientras fuerza la exportación de médicos como fuente de divisas.
También destacó el éxodo de más de dos millones de cubanos en los últimos años, aludiendo al deterioro social y económico que sufre el país.
“Votar en contra de esta resolución no es votar contra el pueblo cubano, sino a su favor”, concluyó el diplomático.
La votación de este año marca un giro simbólico en la narrativa diplomática que Cuba ha mantenido durante décadas en la ONU. Aunque el gobierno de La Habana sigue obteniendo el respaldo mayoritario, el número creciente de abstenciones y votos en contra refleja un distanciamiento internacional y un desgaste de su discurso histórico sobre el embargo.
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