El paso del huracán Melissa dejó una escena estremecedora en la villa blanca de Gibara, en la provincia de Holguín. Aunque el ojo del ciclón ya salió de la Isla, el mar sigue mostrando su furia: olas de hasta siete metros golpean con fuerza el litoral norte, acompañadas de vientos y lluvias persistentes que mantienen en alerta a toda la región.
Según reportes del telecentro Gibaravisión, el fenómeno meteorológico causó daños materiales significativos en viviendas, centros de trabajo y escuelas, pero no se han reportado pérdidas humanas, un alivio dentro del panorama de destrucción. Las autoridades locales han insistido en mantener la disciplina y evitar cualquier exposición al mar, que continúa extremadamente peligroso.
Tras su terrible paso, sus estragos siguen siendo palpable en todo el oriente cubano, donde la inestabilidad atmosférica genera chubascos, descargas eléctricas y acumulados de lluvia excepcionales.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos confirmó que 69 estaciones pluviométricas superaron los 100 milímetros de lluvia, y al menos siete rebasaron los 300 milímetros, una cifra que revela la intensidad de las precipitaciones.
Las provincias más afectadas continúan siendo Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, donde brigadas de emergencia y vecinos trabajan sin descanso para despejar escombros y proteger bienes ante las crecidas repentinas.
En Caletones, zona costera próxima a Gibara, las preocupaciones son mayores. Las comunicaciones han sido intermitentes y residentes fuera del país como Elieser Céspedes, expresan en redes su angustia por familiares y amigos. “Estamos muy preocupados, no sabemos cómo están”, escribió. Otros usuarios como Rita Rivero elevaron oraciones por Cuba: “Por Dios, ten piedad de mi tierra”.
El mar, todavía embravecido, comenzará a serenarse gradualmente conforme Melissa se adentre más en el Atlántico. Sin embargo, los expertos advierten que los efectos residuales pueden mantenerse durante las próximas horas, especialmente en zonas bajas donde el agua ha penetrado varias decenas de metros tierra adentro.
La imagen de Gibara bajo la furia del mar —su gente aferrada a la fe, a sus casas y a la esperanza— se suma a la larga lista de episodios donde el oriente cubano demuestra su resistencia y dignidad ante cada golpe de la naturaleza.
Funte: Gibaravisión / Facebook
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