La violencia y el abandono institucional se han convertido en el pan de cada día en algunos barrios de Cuba. Esta vez, el horror tocó la puerta de Ramón Castro, un anciano indefenso que fue brutalmente atacado por tres jóvenes delincuentes en el barrio Sumidero, municipio Limonar en Matanzas.
Según denuncian los vecinos, los agresores —Yeselandi Velázquez, Maurisdel Fundora y Josué Ramírez— llegaron a la finca del anciano con el objetivo de robarle su yegua, el único ser vivo que le hace compañía. Armados con piedras, comenzaron a agredirlo sin piedad.
Pero Ramón, en un acto de desesperación, tomó su machete y logró defenderse. Hirió a Yeselandi, quien fue trasladado al hospital provincial "Faustino Pérez". Lo más alarmante: el atacante se fugó del hospital, dejando una amenaza clara… ¡volverá por la yegua y por venganza!
Los vecinos están aterrados. Dicen que Yeselandi ha jurado regresar con refuerzos para acabar lo que empezó. Y lo peor: la policía de Limonar dice que no puede intervenir, porque supuestamente el caso es competencia del municipio Unión de Reyes.
¿Cómo es posible que un anciano herido, amenazado de muerte, quede completamente desprotegido? ¿Qué clase de sistema permite que los delincuentes anden sueltos y con sed de venganza, mientras la víctima vive con miedo?
La comunidad está cansada. Exigen una respuesta inmediata de las autoridades. No solo por Ramón, sino por todos los cubanos que ya no se sienten seguros ni en sus propias casas.
Lo que pasó en Limonar es el reflejo de una crisis mayor: un país donde las víctimas se defienden con machetes, los criminales se escapan de hospitales y la policía se lava las manos.
¿Hasta cuándo? ¿Tenemos que esperar una tragedia mayor para que actúen?
Fuentes: Yosmany Mayeta
La Tijera
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