Miles de personas salieron a las calles de centenares de ciudades estadounidenses este sábado para participar en las manifestaciones convocadas bajo el lema “No Kings”, rechazando lo que consideran una deriva autoritaria del Gobierno de Donald Trump. Se trata de la tercera movilización masiva desde que el republicano regresó a la Casa Blanca, y se espera que sea la más multitudinaria hasta la fecha.
Las concentraciones se produjeron en un contexto complejo: el cierre parcial del Gobierno federal, que ha paralizado programas y servicios, y el creciente enfrentamiento entre el Ejecutivo, el Congreso y los tribunales. Para los organizadores, la combinación de estas circunstancias evidencia un giro hacia políticas autoritarias y un uso excesivo del poder presidencial.
Entre las ciudades con mayor asistencia se encuentran Nueva York, Chicago, Houston, Seattle, Los Ángeles y Filadelfia. En la capital, Washington DC, decenas de miles de personas se concentraron frente al Capitolio de Estados Unidos, mostrando un carácter pacífico que contrasta con los episodios de violencia ocurridos hace cuatro años, cuando simpatizantes de Trump intentaron asaltar la sede del Legislativo tras las elecciones de 2019.
Las manifestaciones buscan canalizar el descontento social ante medidas como redadas masivas de inmigrantes y el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en estados gobernados por demócratas. Según los organizadores, estas acciones reflejan un Gobierno cada vez más militarizado y autoritario.
Trump, mientras tanto, se encontraba lejos de la capital, en su residencia de Mar-a-Lago, Florida, participando en una recaudación de fondos del Super Comité de Acción Política MAGA Inc., con un coste de un millón de dólares por asistente. En una entrevista con Fox News, el presidente negó los señalamientos y afirmó: “Dicen que se refieren a mí como un rey. Yo no soy un rey”.
Las protestas “No Kings” se producen en medio de la disputa por el financiamiento del Gobierno. Los demócratas buscan aprobar subsidios de salud antes de aprobar un proyecto de financiamiento, mientras que los legisladores republicanos y la Casa Blanca mantienen un bloqueo que mantiene paralizadas múltiples agencias federales.
Organizadores de la movilización aseguran que este movimiento no se limita a una protesta puntual, sino que forma parte de una estrategia nacional para recordar que Estados Unidos no tiene reyes, reforzando la idea de separación de poderes y limitación del Ejecutivo.
Por su parte, algunos legisladores y figuras del Partido Republicano han desestimado las protestas, calificándolas como antiestadounidenses y como una expresión de odio hacia Trump y su gestión. Sin embargo, la magnitud de las concentraciones refleja el creciente nivel de descontento social en diversas regiones del país.
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