Miles de camioneros han sido retirados temporalmente de las carreteras en Estados Unidos desde mediados de año, luego de no aprobar un nuevo examen obligatorio de inglés impuesto por el Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés). La medida, que busca mejorar la seguridad vial, ha generado preocupación entre las empresas del sector, que advierten sobre un impacto inmediato en la cadena de suministro.
Desde mayo, el DOT exige que todos los conductores de camiones comerciales demuestren un nivel básico de comprensión y comunicación en inglés durante las inspecciones rutinarias en carretera. Sin embargo, el requisito ha resultado ser un obstáculo para miles de transportistas, especialmente inmigrantes, que dominan poco el idioma. Según reportes de la industria, al menos 6,000 camioneros han sido descalificados desde la implementación del examen.
La prueba, aplicada por los inspectores de tránsito, consiste en preguntas simples relacionadas con las rutas, señales de tráfico y procedimientos de seguridad. Aun así, numerosos conductores afirman que el proceso carece de un estándar claro y depende en exceso del criterio del agente que realiza la evaluación. En algunos casos, aseguran, basta una mala interpretación o una respuesta incompleta para quedar fuera de circulación.
El impacto no se ha hecho esperar. Compañías de transporte y asociaciones del sector han alertado que esta medida agrava la escasez de conductores que ya enfrenta Estados Unidos, especialmente en la distribución de alimentos, materiales de construcción y productos esenciales. La reducción de personal también amenaza con aumentar los costos logísticos y retrasar entregas en varias regiones del país.
Escuelas de conducción y centros de capacitación están incorporando módulos de inglés básico en sus programas para ayudar a los conductores a cumplir con el nuevo requisito. Sin embargo, reconocen que la diversidad lingüística de la fuerza laboral —en la que predominan hispanos, asiáticos y europeos del Este— hace difícil una adaptación rápida.
Por su parte, algunos gremios de camioneros han pedido al gobierno que aclare los criterios de evaluación y establezca un procedimiento uniforme a nivel nacional. También proponen que los conductores puedan recibir capacitación y volver a ser evaluados sin perder sus licencias por periodos prolongados.
Aunque el objetivo del examen es garantizar una comunicación efectiva entre los conductores y las autoridades en caso de emergencia, los críticos sostienen que la implementación ha sido precipitada y poco flexible. Señalan que la competencia lingüística no debería ser un factor excluyente si el trabajador demuestra capacidad técnica y cumplimiento de las normas de seguridad.