La Caravana de migrantes “Por la Libertad”, integrada por cientos de personas que buscan llegar a Ciudad de México, se encuentra dividida tras un nuevo episodio ocurrido en el municipio de Tonalá, Chiapas. Entre los caminantes figuran numerosos cubanos que, agotados por las difíciles condiciones del viaje, han tomado decisiones diferentes ante la oferta del Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano.
Según reportes desde la zona, alrededor de 200 migrantes —entre ellos varios cubanos— aceptaron subir a los autobuses del INM que los trasladarán hasta el estado de Veracruz, donde podrán continuar con sus trámites de regularización ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Otros, sin embargo, rechazaron la propuesta y manifestaron su intención de seguir caminando hasta Arriaga, donde se unirían a otro grupo de unos 300 migrantes que los esperan para continuar el recorrido.
Antes de esta división, los participantes denunciaron un operativo conjunto de la Policía Estatal y agentes migratorios, presuntamente para intentar devolverlos a Tapachula, punto de partida de la caravana hace dos semanas. Sin embargo, de acuerdo con videos grabados por los propios migrantes, el despliegue fue disuasivo y no se produjeron detenciones violentas.
“Vamos a seguir, nadie se queda atrás. Si tenemos que llegar caminando hasta Ciudad de México, lo haremos”, declaró uno de los cubanos que continúa la ruta a pie, reflejando la determinación de muchos compatriotas que buscan llegar al norte del país o incluso cruzar hacia Estados Unidos.
Por su parte, Rebeca García, una cubana que aceptó el traslado junto a su esposo, explicó que la decisión fue por agotamiento: “Estamos extremadamente cansados. Hemos pasado lluvia, calor y hambre. Volver a Cuba no es opción, y regresar a Tapachula tampoco. Al menos en Veracruz podremos descansar y continuar el trámite”, expresó la mujer al borde de las lágrimas.
En dos semanas, la caravana ha recorrido cerca de 230 kilómetros desde que salió de la frontera con Guatemala, un trayecto que en automóvil tomaría apenas tres horas. Los migrantes aseguran que las precarias condiciones en Tapachula, los bajos salarios y la falta de empleo los empujaron a emprender esta marcha, que consideran su única esperanza para obtener una vida mejor.
La situación de los cubanos en la caravana es particularmente dramática. Muchos abandonaron la isla por la crisis económica y política, con la esperanza de llegar a Estados Unidos o establecerse en México. Sin embargo, el camino se ha vuelto cada vez más difícil debido al endurecimiento de los controles migratorios y las largas demoras en los procesos de refugio.
Pese al cansancio y la incertidumbre, la mayoría mantiene la esperanza de alcanzar su objetivo. “Venimos buscando libertad y un futuro digno”, dijo otro cubano mientras continuaba caminando bajo el sol chiapaneco.
Fuente: La Jornada