La cifra de presos políticos en Cuba alcanzó en agosto los 1.185 detenidos, de acuerdo con un informe de la organización Prisoners Defenders. Entre ellos se contabilizan 472 con enfermedades graves, 41 que requieren atención psiquiátrica y 30 menores de edad, lo que refleja la magnitud de la represión ejercida por el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
El dato se conoce en un contexto marcado por la presencia de buques estadounidenses en el mar Caribe, una situación que ha elevado la tensión política en la región. Para los activistas, este escenario ha sido utilizado por las autoridades cubanas como justificación para reforzar el control interno.
En entrevista con NTN24, el activista y ex prisionero político Luis Enrique Ferrer, hermano del opositor encarcelado José Daniel Ferrer, sostuvo que el régimen busca “sembrar el terror en las calles” para impedir un estallido social similar al ocurrido en julio de 2021.
Según Ferrer, las cárceles cubanas funcionan como instrumentos de castigo y debilitamiento físico y psicológico. Denunció que los reclusos reciben una alimentación insuficiente, lo que deteriora su salud y los hace más vulnerables a enfermedades. “Es una estrategia de ablandamiento del ser humano: encarcelar, enfermar, someter al hambre y a la necesidad, para que la prioridad del preso sea sobrevivir y no reclamar sus derechos”, explicó.
Los testimonios recogidos señalan que la falta de atención médica y las malas condiciones de higiene agravan los padecimientos de los internos. Las familias, además, enfrentan enormes dificultades para acceder a información confiable sobre el estado de sus allegados tras las rejas.
En particular, el caso de José Daniel Ferrer, líder opositor y una de las voces más visibles contra el gobierno cubano, sigue siendo motivo de preocupación. De acuerdo con su hermano, se encuentra en condiciones críticas debido a los maltratos recibidos de parte de los guardias.
La organización Prisoners Defenders ha reiterado que la detención de opositores, activistas y ciudadanos que expresan descontento es parte de una política sistemática destinada a frenar las demandas de cambios democráticos. Las cifras presentadas confirman que Cuba se mantiene entre los países con mayor número de presos políticos del continente.
Mientras tanto, la población enfrenta un escenario de escasez, inflación y apagones prolongados, factores que han alimentado el descontento social y generado un éxodo migratorio sin precedentes en las últimas décadas. En ese contexto, la represión contra voces disidentes y manifestantes se ha intensificado.
Con más de mil prisioneros políticos en sus cárceles, Cuba se encuentra bajo creciente escrutinio internacional. Los testimonios de familiares y ex reclusos ponen en evidencia que el sistema penitenciario no solo cumple una función de encierro, sino también de castigo físico y psicológico, diseñado para quebrar la resistencia de quienes se atreven a cuestionar al poder.
Fuente: NTN 24
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