Una vez más, el humorista cubano Ulises Toirac se convierte en blanco de ataques virulentos desde sectores oficialistas por atreverse a expresar su opinión crítica sobre la realidad del país. Esta vez, una publicación en redes sociales, firmada por un perfil afín al discurso de poder, desató una campaña de odio contra Toirac, acusándolo de "escoria mercenaria" y sugiriendo incluso que se le niegue el derecho a la atención médica por sus posturas públicas.
El texto ofensivo, plagado de consignas agresivas y un tono abiertamente fascistoide, lo señala por estar recibiendo tratamiento en el hospital oftalmológico "Pando Ferrer" en La Habana, mientras "critica al invencible socialismo".
La publicación llama a “arremeter con valor” y le desea la ceguera permanente para “no seguir gastando recursos del país” en un “payaso que nunca dio gracia”.
Ante semejante nivel de bajeza, Ulises no se quedó callado. En su respuesta, publicada en su perfil personal de Facebook, dejó claro que vive en Cuba, no vino desde ningún lugar para atenderse.
Explicó además que lo que ha recibido no es una "devolución" de salud, sino un esfuerzo médico para frenar el avance de una enfermedad que no fue investigada ni entendida por quienes lo atacan.
Con un tono firme, pero sin perder la ironía que lo caracteriza, Toirac recordó su extensa trayectoria como artista, guionista y director de algunos de los programas más exitosos de la televisión cubana durante casi dos décadas, así como sus múltiples espectáculos teatrales y giras a lo largo del país.
"Con todo ese trabajo, yo me hubiera podido comprar el hospital", dijo, desmontando la narrativa de que está recibiendo un privilegio inmerecido.
Toirac también subrayó que su atención médica no ocurre en una clínica exclusiva para la élite del poder, sino en un hospital público, donde es tratado como cualquier otro ciudadano. Elogió la calidad humana y profesional del personal médico cubano, pero fue enfático al afirmar que eso no puede ser usado como mordaza para silenciar sus críticas o las de cualquier otro ciudadano.
"Es una muestra de lo mierderos que son para debatir y lo endebles de sus argumentos", escribió sin rodeos, denunciando la manipulación emocional y política detrás del ataque. "Debía darle vergüenza a usted. Y al que niegue asistencia médica por la opinión de un ciudadano. ¡Fascista!", sentenció.
La publicación generó una ola de solidaridad hacia Toirac. Muchos seguidores lo respaldaron, lo felicitaron por su postura valiente y criticaron la instrumentalización política de los servicios públicos. En medio del odio y la propaganda, su voz se mantiene clara: ¡nadie tiene que pagar con silencio su derecho a pensar, hablar y vivir con dignidad!
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