La crisis energética, sanitaria y de seguridad continúa deteriorando la vida cotidiana en Cuba. Un testimonio compartido en video por el perfil de Facebook Ojo Cubano recoge la voz indignada de una ciudadana que denuncia los constantes cortes de electricidad, las condiciones insoportables provocadas por los mosquitos y la ola de robos nocturnos que afecta a su vecindario.
“Ya esto es irracional e inhumano”, declara la mujer, visiblemente agotada, mientras relata que en su zona hubo un apagón de 4:00 p.m. a 7:00 p.m., y que a las 2:30 a.m. la corriente fue nuevamente interrumpida.
Sin electricidad, los ventiladores dejan de funcionar, lo que expone a las personas, especialmente a niños y ancianos, a las picaduras constantes de insectos. “Los mosquitos nos levantan en peso”, se escucha decir.
A esto se suma un creciente clima de inseguridad.
Según el testimonio, durante las noches sin luz “se roban una cosa distinta” y “no hacen nada”, en referencia a la inacción de las autoridades ante los frecuentes robos en la comunidad.
La situación descrita se repite en múltiples provincias del país, según reportes ciudadanos en redes sociales y medios independientes.
Cuba atraviesa una profunda crisis energética debido a la obsolescencia del sistema eléctrico nacional, la falta de mantenimiento, la escasez de combustible y el retiro de varias Patanas Eléctricas extranjeras, como las de origen turco, por impago.
Según datos de la propia Unión Eléctrica (UNE), los apagones pueden superar las 12 horas diarias en algunas zonas del país.
La combinación de altas temperaturas, acumulación de agua estancada y falta de productos de fumigación o control sanitario y los basureros que abundan en todo el país han disparado la presencia de mosquitos, particularmente los vectores de enfermedades como el dengue.
El Ministerio de Salud Pública ha reconocido la situación, pero no ha anunciado planes efectivos de control a gran escala.
La falta de alumbrado público y la oscuridad provocada por los apagones facilitan los actos delictivos.
Además, el empobrecimiento generalizado, la escasez de alimentos, artículos básicos y la desprotección ciudadana han incrementado los niveles de delincuencia común.
Según informes de activistas y medios opositores, muchas víctimas no denuncian por temor o desconfianza en las autoridades.
El régimen cubano no ha implementado soluciones estructurales. Las declaraciones oficiales se limitan a promesas de “reparaciones” y “ajustes energéticos”, sin resultados visibles.
Mientras tanto, las fuerzas del orden priorizan la represión política y el control social por encima de la seguridad ciudadana.
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