Alexander Otaola volvió a insistir en su llamado a un “parón total” contra el régimen cubano, proponiendo detener completamente los envíos de remesas, viajes y cualquier tipo de ayuda desde el exterior.
En su programa Hola! Ota-Ola, el activista aseguró que “la dictadura no aguanta tres meses con todo cerrado” y destacó que la estrategia podría “derribar el sistema” si la comunidad cubana en el exilio logra coordinarse para presionar a sus representantes en Estados Unidos.
Otaola pidió a los cubanos fuera de la Isla que envíen masivamente correos electrónicos y llamadas a congresistas como María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Marco Rubio para que respalden un corte total de ayuda y viajes hacia Cuba.
“Es simple: la mayoría manda, y los políticos escuchan a la mayoría”, afirmó con énfasis.
Además, el influencer pidió que el Partido Comunista cubano sea declarado “organización terrorista” en América Latina y que el gobierno de Cuba sea considerado “un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Según Otaola, estas medidas fortalecerían la lucha contra el régimen y aumentarían la presión internacional.
Aunque no es la primera vez que Otaola impulsa una iniciativa así —recordemos el “Parón de Enero” de 2020—, esta vez el contexto político es diferente, con próximas elecciones legislativas en EE.UU. que podrían hacer más efectiva la presión sobre los legisladores. Sin embargo, aquella campaña pasada no logró un impacto significativo, pues empresas que ofrecen servicios a Cuba reportaron un aumento en ventas y las remesas no disminuyeron.
Por su parte, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla calificó recientemente el informe del Departamento de Estado de EE.UU. que responsabiliza al régimen por la crisis económica como “mentiras” y “provocaciones”. Además, acusó a políticos cubanoamericanos como Marco Rubio de fomentar políticas migratorias duras y de “agresión inhumana” contra el pueblo cubano.
El nuevo llamado de Otaola podría generar un importante debate y reacciones entre la comunidad cubana en el exterior, en un momento en que la isla atraviesa una profunda crisis económica y social. Para muchos, este llamado representa una apuesta por una mayor presión política, mientras que otros temen las consecuencias que un parón total podría tener para las familias cubanas que dependen de esas ayudas externas.
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