"En Cuba, ejercer el periodismo no es una labor adornada con lujos ni comodidades. No se realiza desde oficinas climatizadas con café humeante sobre el escritorio, sino en medio de apagones, con portátiles envejecidas y techos que sudan" . Estas grandes verdades las firma el reportero Boris Luis Cabrera, quien labora en Prensa Latina, ACN y Tribuna de La Habana y que se ha convertido en una de las más veraces plumas del periodismo deportivo cubabo en estos momentos.
Boris Luis se mueve en un terreno árido, donde cada avance es una conquista y cada palabra publicada es fruto de un esfuerzo que muchas veces roza lo heroico. "Hacer periodismo aquí es como caminar descalzo sobre piedras ardientes: cada paso duele y, aun así, se sigue avanzando"
Quienes escriben estas historias lo hacen con lo que tienen a mano. “No hay grabadoras con batería infinita, ni cámaras de última generación, ni laptops veloces. Aquí se hace periodismo con lo justo, con lo que se puede, con lo que se inventa.
"El periodista camina horas para llegar a una comunidad apartada, la reportera guarda sus últimos megas para subir una nota, el joven corresponsal escribe a mano lo que su celular agotado ya no procesa. Es un oficio que se vive en carne propia, con la terquedad como bandera y la vocación como único escudo.
"La precariedad se extiende a todos los rincones: transporte casi inexistente que retrasa coberturas, cortes eléctricos que interrumpen la inspiración, acceso limitado a internet y salarios que apenas alcanzan para sobrevivir. El oficio se convierte en un acto de fe, porque “los aplausos no pagan el pasaje, ni iluminan una pantalla sin corriente, ni garantizan una vida digna”.
Muchos periodistas se ven obligados a multiplicarse en otros oficios para sostenerse: repartidores, dependientes o revendedores al caer la noche.
Y, sin embargo, hay quienes persisten. Los que no se rinden ante la carencia, los que entienden que el periodismo no es un lujo sino una necesidad vital. Es el puente entre gobernantes y ciudadanos, el espejo que devuelve la imagen de lo que somos y lo que podríamos llegar a ser. Sin él, un país pierde su reflejo y, con ello, la posibilidad de reconocerse.
“Sembrar en tierra seca” es más que una metáfora: es una descripción fiel de lo que significa informar en Cuba. Se necesita oxígeno, herramientas, autonomía y reconocimiento real, no simbólico.
"No se puede exigir lucidez desde la penumbra ni excelencia desde la escasez. El éxodo arrastra a cronistas, fotógrafos y editores hacia horizontes más amables, pero quedan los tercos, los que escriben cuando la corriente regresa de madrugada, los que publican con el último saldo del móvil.
"Gracias a ellos, aún se cuentan historias, se investigan realidades y se sueña con un periodismo mejor. Pero para que ese sueño no se apague, es urgente encender el candil con el aceite que necesita: justicia, condiciones y respeto verdadero. Porque un país sin periodismo es un país ciego, y un país ciego no puede avanzar".
Como siempre Boris Luis escribe lo que pocos se atreven a expresar dejando su huella en un país donde hasta andar cuesta trabajo.
Cubano arrestado en Miami con 40 aves vivas ocultas: peligro para la salud y seguridad
Hace 20 horas
Influencer rusa se fractura la columna tras intentar el desafío de tacones virales(video)
Hace 1 día