Un hecho inesperado generó gran conmoción en Wilmington, Carolina del Norte, cuando una fuerte explosión interrumpió la tranquilidad de la zona donde se construía el Eastern Carolina Veterinary Medical Center.
Todo comenzó minutos antes, cuando un automóvil se salió de la vía y colisionó contra las tuberías de gas que abastecían el edificio. El conductor, lejos de detenerse, abandonó el lugar y huyó en su vehículo, lo que convirtió el hecho en un atropello con fuga que rápidamente llamó la atención de las autoridades.
Gracias a la rápida reacción de los equipos de emergencia, el edificio pudo ser evacuado antes de la explosión. Mientras los bomberos verificaban que no quedara nadie adentro, se produjo la detonación que dejó escenas de pánico.
Tres bomberos resultaron heridos en el cumplimiento de su labor: dos de ellos con lesiones leves y un tercero que sufrió graves quemaduras en sus brazos y manos. Todos fueron trasladados al hospital y su evolución se mantiene bajo seguimiento.
Un dato alentador es que, pese a la magnitud del estallido, no hubo víctimas entre el personal veterinario, los trabajadores de la construcción ni las mascotas que se encontraban en el lugar.
El propio centro veterinario, a través de una publicación en redes sociales, confirmó que todo su personal se encuentra fuera de peligro.
Las autoridades lograron localizar el automóvil responsable y detener a su conductor. De acuerdo con los reportes, el sujeto mostró signos evidentes de deterioro físico o mental, por lo que fue sometido a evaluación por parte de la Patrulla de Carreteras de Carolina del Norte. Las investigaciones buscan esclarecer si el estado del hombre tuvo relación directa con el accidente que desencadenó la emergencia.
Las vías cercanas permanecen cerradas mientras continúan los trabajos de inspección y seguridad, ya que los equipos de bomberos y especialistas en materiales peligrosos revisan cuidadosamente la zona para evitar nuevos incidentes. La investigación también busca determinar con exactitud qué tan comprometida quedó la infraestructura del edificio tras la explosión.
El Eastern Carolina Veterinary Medical Center, cuya apertura estaba prevista para septiembre, se preparaba para ofrecer atención veterinaria de urgencias durante todo el día, los siete días de la semana. Ahora, el calendario de inauguración queda en suspenso mientras se recupera la seguridad en la zona y se valoran los daños ocasionados.
Un accidente que parecía menor terminó desatando un hecho de alto riesgo, recordando la importancia de la prevención y la rápida respuesta de los cuerpos de rescate.