El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos informó este viernes sobre la actividad de una onda tropical en el Atlántico central, identificada como AL90, que muestra altas probabilidades de fortalecerse en los próximos días y convertirse en un ciclón.
Según la citada fuente, el sistema registra un 80 % de probabilidad de desarrollo en las próximas 48 horas y un 90 % en un plazo de siete días, lo que indica un seguimiento cercano por parte de las autoridades meteorológicas y la población del Caribe.
Actualmente, AL90 se encuentra aproximadamente a 160 kilómetros al este-noreste de las islas de Sotavento. Las imágenes satelitales reflejan un aumento en la organización de sus nubes y tormentas, mientras que las condiciones atmosféricas y oceánicas son propicias para que evolucione hacia depresión o tormenta tropical durante el fin de semana.
El NHC proyecta que el sistema se desplazará inicialmente hacia el noroeste y posteriormente hacia el norte, trazando un recorrido que podría situarlo entre las islas de Sotavento y Bermudas.
Aunque AL90 no representa un peligro inmediato para el sur del Caribe, los especialistas advierten que la trayectoria de los ciclones puede variar rápidamente. Por ello, las autoridades locales y la población deben mantener vigilancia constante y estar atentos a los boletines oficiales, especialmente ante la posibilidad de que el sistema se fortalezca en las próximas jornadas.
Paralelamente, el NHC mantiene observación sobre otra onda tropical, AL99, ubicada a medio camino entre África y las Antillas Menores. Actualmente, esta segunda onda muestra poca organización, pero podría intensificarse a finales del fin de semana o a comienzos de la próxima semana en condiciones más favorables.
Las probabilidades de formación de AL99 se sitúan en un 30 % en 48 horas y un 40 % en siete días. Por su parte, una baja presión cerca de las Azores ha perdido fuerza y ya no representa riesgo de desarrollo.
La temporada ciclónica del Atlántico es particularmente activa. Recientemente, el huracán Erin generó oleaje peligroso y corrientes de resaca a lo largo de la costa este de Estados Unidos, desde Miami hasta Massachusetts, a pesar de no tocar tierra. Ante este panorama, las autoridades costeras insisten en cumplir estrictamente las recomendaciones de seguridad en playas y zonas marítimas, recordando que la vigilancia temprana y la preparación son esenciales para mitigar riesgos en la región.