En un acto conmovedor fueron colocadas dos esculturas en bronce del artista canadiense Timothy Schmalz frente a la Bahía de Miami, en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre —también conocido como La Ermita de la Caridad— en homenaje a los balseros cubanos que perdieron la vida en su intento por alcanzar libertad.
Las piezas, tituladas “Ángeles sin saberlo” y “Sé acogedor”, evocan tanto la tragedia del éxodo como el llamado cristiano a la hospitalidad. La primera muestra un grupo de migrantes hacinados en una embarcación frágil, mientras que la segunda representa un ángel peregrino en reposo.
Ambas son inspiración directa del versículo bíblico Hebreos 13:2: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.
Ubicadas a pocos pasos de los vitrales con vistas a la Bahía Vizcaína —donde generaciones de exiliados han rezado por los desaparecidos en el Estrecho de la Florida— estas esculturas buscan ser un recordatorio visual, doloroso pero necesario, de quienes quedaron en el mar, así como de la solidaridad compartida entre quienes sobrevivieron la travesía.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, enfatizó que “Ángeles sin saberlo” simboliza una llamada a reconocer nuestra interconexión, “estamos en el mismo barco”, afirmó durante la ceremonia.
Las figuras, financiadas por la Fundación Familiar Miguel B. Fernández —fundada por el empresario y filántropo cubanoamericano Michael B. Fernández— refuerzan el compromiso comunitario con la memoria histórica y la empatía hacia los migrantes.
Más allá de su impacto artístico, estas esculturas se han convertido en símbolos vivos del exilio cubano y de la urgencia de “despertar la conciencia” sobre la realidad de quienes arriesgan sus vidas en busca de libertad.
En palabras del propio Fernández: “Esas personas en ese bote hoy somos realmente nosotros”, una declaración cargada de identificación y humanidad compartida.
En definitiva, en un escenario donde convergen memoria, fe y arte, estas esculturas no solo honran la memoria de los balseros, sino que también invitan a la comunidad a reflexionar, acompañar y acoger con empatía a quienes aún hoy emprenden ese sueño de libertad.