En Cuba, donde los recursos destinados a la salud, la educación y la asistencia social han disminuido de manera constante desde 2018, el gasto en viajes oficiales y en el protocolo presidencial genera cada vez más indignación.
La falta de transparencia sobre cuánto se destina al mantenimiento de la imagen y los desplazamientos del mandatario Miguel Díaz-Canel y su esposa contrasta con la precariedad que padecen millones de cubanos.
El doctor en Ciencias Jurídicas René Fidel González García expresó en un análisis reciente que la situación no puede pasar inadvertida en un país donde “el riesgo de morir aumenta cada día por la dificultad de acceder, y hacerlo oportunamente, a medios de diagnóstico, tratamientos y distintos recursos y materiales”.
Para el jurista, la diferencia es clara: “Hay una diferencia muy notable entre gastar y desperdiciar, entre cumplir funciones públicas y deseos privados, entre lo justificable y lo injustificable, entre lo ético y lo que no”.
González recordó además que en política los vacíos éticos no permanecen neutrales: “El vacío no se llena con vacío, pero en política el vacío ético se llena con ética o se convierte en lo que siempre acaba siendo, a menos que se impida: un abismo”.
Su crítica apuntó directamente al hecho de que la población, sometida a carencias extremas, no encuentra justificación en ver a la primera dama acompañando al presidente en viajes oficiales mientras en Cuba escasean los medicamentos, los alimentos y los recursos esenciales.
A esta denuncia se sumó el artista plástico Hermes Entenza, quien abordó el contraste entre el discurso oficial de sacrificio y la ostentación de lujos en giras internacionales. “Nunca he criticado a quien guste presumir ropas y accesorios costosos; cada cual es dueño de su vida y de su estética. Pero el punto es otro: yo no soy el presidente, ni mucho menos la primera dama de un país en ruinas”, escribió.
Entenza ironizó sobre las imágenes de Díaz-Canel y su esposa en Vietnam, a quienes llamó “Díaz-Canel Ceaușescu” y “Machi Ceaușescu”. Según describió, ambos fueron vistos con “gafas Dolce & Gabbana, ropajes, relojes y bolsos que suman miles de dólares”, un lujo que calificó de insultante frente a la “nación hambrienta y menesterosa” y a “las mazmorras atestadas de presos sancionados por gritar libertad”.
Las declaraciones de estos intelectuales ponen de relieve una fractura cada vez más visible: la del pueblo cubano, que se enfrenta a la escasez y la desesperanza, frente a una élite política que mantiene privilegios y símbolos de opulencia en medio de la ruina nacional.
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