Caibarién, municipio de Villa Clara, amaneció con el grito del pueblo estampado en sus calles. En el reparto "Van Troi" 1 y otras zonas del municipio, aparecieron carteles y pintadas que exigen libertad, justicia y el fin de la dictadura.
Esta acción refleja el hartazgo de un pueblo que, pese a la represión, se niega a guardar silencio. No son solo palabras en paredes, son voces que llevan años siendo ignoradas y ahora se manifiestan con fuerza.
A pesar del miedo, de la vigilancia constante y de los intentos del régimen por apagar cualquier chispa de rebeldía, la gente sigue hablando. Los cubanos están dejando claro que no quieren más abusos, ni apagones, ni hambre, ni mentiras.
Quieren vivir con dignidad, con esperanza y con derechos. Esta expresión espontánea es una prueba más de que el cambio se gesta desde abajo, desde la calle, desde el corazón mismo del pueblo.
Desde otros rincones del mundo, el apoyo no se hace esperar. Cubanos dentro y fuera de la Isla, y hermanos de otros países, como Puerto Rico, alzan su voz en solidaridad. "¡Cuba será libre!", gritan con convicción. "Porque la libertad no se concede, se conquista"
Este despertar de Caibarién es solo una chispa más en el fuego de una nación que no se rinde.
La dictadura podrá borrar carteles, podrá intimidar, podrá intentar sembrar el miedo. Pero no podrá detener el anhelo profundo de libertad que vive en el alma cubana.
¡Viva Cuba libre! ¡Abajo la dictadura! El cambio está más cerca cada día, porque la verdad siempre encuentra su camino, incluso en los muros de una ciudad que ya no quiere callar.
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