Lisboa, capital lusitana, se vistió de luto este miércoles tras el trágico descarrilamiento del funicular de Gloria, uno de los medios de transporte más emblemáticos y turísticos de la ciudad. El accidente dejó un saldo preliminar de 15 personas fallecidas y al menos 20 heridas, algunas de gravedad, según informaron las autoridades locales y el Instituto Nacional de Emergencia Médica (INEM). A pesar de los esfuerzos inmediatos de los equipos de rescate y emergencias, el pronóstico para muchos de los heridos aún es reservado.
El funicular de Gloria, situado en el barrio de Bairro Alto, es una atracción histórica que conecta la Avenida de la Libertad con la zona de Restauradores, facilitando el tránsito por una de las colinas más empinadas de Lisboa.
Inaugurado en 1885, este tranvía inclinado no solo sirve para el transporte diario de residentes, sino que también es un punto turístico de gran interés, conocido por su diseño antiguo y su recorrido pintoresco.
El accidente ocurrió en una pendiente pronunciada, cuando por causas que aún se están investigando, el funicular perdió el control y se descarriló, causando el caos y la tragedia. Testigos presenciales relataron escenas de pánico y confusión mientras los pasajeros intentaban salir de los vagones dañados. Las autoridades han iniciado una investigación para determinar si fue un fallo mecánico, humano o una combinación de ambos.
La respuesta de los servicios de emergencia fue inmediata, con equipos de bomberos, ambulancias y personal médico trabajando contra reloj para atender a los heridos y trasladarlos a hospitales cercanos.
En una nota difundida, el presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa, ha lamentado profundamente el accidente, "en particular las víctimas mortales y los heridos graves, así como los numerosos heridos leves".
Este accidente ha generado una ola de solidaridad no solo en Portugal, sino en toda Europa. Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo y tristeza por la pérdida de vidas humanas. Además, ha reabierto el debate sobre la seguridad en los medios de transporte antiguos y la necesidad urgente de modernización y mantenimiento adecuado para evitar futuras tragedias.
Mientras las familias de las víctimas lloran la pérdida de sus seres queridos, Lisboa intenta recomponerse y mirar hacia el futuro con el compromiso de que este tipo de tragedias no vuelvan a repetirse.
Fuente: RTVEnoticias
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