Ariely Álvarez Cabrera, una madre cubana de 27 años, fue capturada en México y extraditada a Florida, acusada de complicidad en uno de los asesinatos más brutales registrados este año en el sur del estado.
Las autoridades la señalan como pieza clave en el fallecimiento de Daylon Fleitas González, un caso que ha generado indignación, miedo y una intensa búsqueda internacional.
Álvarez Cabrera fue detenida luego de intentar esconderse junto a su pareja, Alfredo Carballo González, y su bebé de apenas cinco meses. Tras días de rastreo, la policía logró ubicarla en territorio mexicano.
Fue deportada rápidamente a Estados Unidos, donde ahora enfrenta dos cargos criminales graves: complicidad en asesinato y manipulación de evidencias. La fianza fue establecida en $200,000 y, aunque está detenida en el condado de Broward, será trasladada a Miami para continuar el proceso judicial.
Todo comenzó el 7 de agosto, cuando Daylon Fleitas, un joven cubano residente en Hialeah, desapareció tras una supuesta reunión con Carballo, vinculada a una deuda de $10,000. Lo que ocurrió después ha sido descrito por los investigadores como una escena de horror: el cuerpo de Fleitas fue encontrado dos días después dentro de un contenedor de reciclaje en una zona boscosa. La víctima presentaba múltiples heridas de arma blanca, lo que evidenció la violencia del ataque.
Lo que terminó de incriminar a la pareja fueron las grabaciones de cámaras de seguridad: en ellas, se observa a Alfredo Carballo arrastrando el cuerpo de Fleitas y colocándolo en su vehículo. Muy cerca, un segundo automóvil —vinculado directamente a Ariely— lo sigue mientras abandona el lugar del crimen. Esa prueba fue determinante para considerarla cómplice.
Tras cometer el crimen, ambos huyeron con su hijo hacia México. Afortunadamente, el bebé fue rescatado ileso y actualmente está bajo protección del Departamento de Niños y Familias de Florida. Pero la amenaza principal sigue suelta: Alfredo Carballo González de 32 años
continúa prófugo y las autoridades lo consideran armado, extremadamente peligroso y capaz de volver a matar.
La policía ha pedido ayuda urgente a la comunidad y ha habilitado la línea anónima 305-471-TIPS para recibir información sobre su paradero. Mientras tanto, el caso sigue estremeciendo a los residentes de Miami-Dade y Hialeah, no solo por su brutalidad, sino por los detalles de traición, encubrimiento y el intento desesperado de escapar con un menor.
Este no es solo un crimen: es una tragedia en cadena que ha dejado una víctima fatal, una madre en la cárcel, un asesino libre y un bebé en medio del caos. Y aunque uno de los implicados ya está tras las rejas, la historia está lejos de terminar.
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