La primera actriz Luisa María Jiménez, reconocida por su vasta trayectoria en cine, teatro y televisión cubana, ofreció una reflexión sobre la magia de la actuación y cómo ciertos papeles marcan la vida de quienes los interpretan.
Durante la entrevista, la intérprete compartió su experiencia con el personaje que la convirtió en un icono nacional: La Tojosa en la emblemática obra “Sol de Batey”.
“Lo que se aprende siendo actor no creo que se pueda aprender en otra profesión, lo que se vive, lo que descubres de ti, lo que sacas… este trabajo de nosotros es mágico, hermoso, único, especial. La Tojosa se convirtió en un ícono nacional. Cuando terminas un trabajo con las emociones, tú tienes que renunciar y empezar de nuevo, de cero, como si fuera la primera vez”, expresó la actriz.
Luisa María Jiménez ha interpretado decenas de papeles inolvidables a lo largo de su carrera, tanto en el teatro como en televisión y cine, consolidándose como una de las figuras más respetadas de la actuación cubana.
Su voz, su presencia escénica y su capacidad para transmitir emociones complejas la han hecho merecedora del reconocimiento del público y de la crítica especializada.
Actualmente, Luisa María reside en La Habana, donde continúa vinculada a la actuación y al desarrollo artístico de nuevas generaciones de actores.
Participa en talleres y cursos de interpretación, compartiendo sus conocimientos y experiencias con jóvenes talentos interesados en seguir sus pasos.
Además, mantiene activa su participación en producciones teatrales y algunos proyectos televisivos que la mantienen en contacto constante con su público.
El personaje de La Tojosa en “Sol de Batey” sigue siendo un punto de referencia en su carrera, un papel que le permitió explorar nuevas dimensiones de su talento y conectarse profundamente con el público cubano.
La actriz insiste en que cada personaje es un mundo distinto y que la magia de la interpretación reside en entregarse por completo a cada historia.
Luisa María Jiménez continúa siendo un ejemplo de dedicación, talento y amor por la actuación, demostrando que, más allá del tiempo y los reconocimientos, la pasión por el arte es lo que mantiene viva la chispa de los grandes actores.
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