La Organización Mundial de la Salud (OMS) aclaró este 24 de septiembre de 2025 que no existe evidencia científica concluyente que vincule el uso de paracetamol durante el embarazo con el desarrollo de autismo en los hijos. El organismo internacional también reiteró que las vacunas infantiles no causan autismo ni otros trastornos del neurodesarrollo, desmintiendo así dos de los mitos más persistentes en torno a la salud materno-infantil.
En su comunicado, la OMS señaló que durante la última década se han realizado numerosos estudios de gran escala para investigar una posible relación entre el consumo de paracetamol en embarazadas y el autismo, pero hasta ahora no se ha hallado una asociación consistente. Subrayó, además, que aunque la conciencia y el diagnóstico del trastorno del espectro autista han aumentado, las causas exactas siguen sin estar totalmente claras, y probablemente intervienen múltiples factores genéticos y ambientales.
Respecto a las vacunas infantiles, la organización remarcó que existe una base de evidencia amplia y robusta que demuestra su seguridad. Diversas investigaciones en distintos países han coincidido en que las vacunas no provocan autismo. Los estudios iniciales que sugerían lo contrario fueron desacreditados por fallos metodológicos. Desde 1999, expertos independientes que asesoran a la OMS han confirmado repetidamente que las vacunas, incluidas aquellas con tiomersal o aluminio, no están relacionadas con el autismo ni con otros problemas del desarrollo.
La OMS advirtió que retrasar o interrumpir los esquemas de vacunación supone un riesgo significativo no solo para los niños, sino también para la comunidad, especialmente para quienes tienen sistemas inmunitarios debilitados. Según datos del organismo, los calendarios de inmunización infantil han salvado al menos 154 millones de vidas en los últimos 50 años y actualmente protegen contra unas 30 enfermedades.
La discusión sobre el paracetamol durante el embarazo se reavivó después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aconsejara públicamente evitar el medicamento. Sus declaraciones provocaron críticas de la comunidad científica y la reacción de instituciones como la OMS y la Agencia Europea de Medicamentos, que recalcaron que las recomendaciones oficiales no han cambiado: el paracetamol puede usarse en el embarazo bajo indicación médica y siempre en la dosis mínima eficaz.
Expertos consultados coincidieron en que la supuesta relación entre paracetamol y autismo no está probada y que los hallazgos disponibles hasta la fecha son inconsistentes. También subrayaron que los resultados preliminares deben comunicarse con prudencia para evitar generar alarmas infundadas.
El autismo afecta a unos 62 millones de personas en todo el mundo, lo que equivale a 1 de cada 127 habitantes, según datos recientes de la OMS. El organismo recordó que este y otros trastornos del neurodesarrollo forman parte de las prioridades de la agenda global de salud mental y estarán presentes en la próxima 4ª Reunión de Alto Nivel de la ONU sobre enfermedades no transmisibles y salud mental, prevista para el 25 de septiembre.
La OMS reafirmó su compromiso de trabajar junto a entidades lideradas por personas autistas y organizaciones de apoyo familiar, con el fin de profundizar en la comprensión del autismo, reducir el estigma y garantizar el acceso a la atención adecuada.
En su declaración final, la organización insistió en que el uso de medicamentos durante el embarazo debe ser siempre supervisado por profesionales de la salud y que los programas de vacunación infantil continúan siendo una de las herramientas más efectivas de la medicina moderna para salvar vidas.
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