Imagen tomada de Diario de Cuba
El sábado 20 de septiembre fue presentado en La Habana Anarchivo, un libro que rescata parte de la papelería privada, la pintura y el epistolario del cineasta Nicolás Guillén Landrián (1938-2003), figura esencial del documental cubano.
El volumen, producido por Ediciones*, sello independiente sin fines de lucro dirigido por el artista Yornel Martínez Elías, está disponible para descarga libre. La obra ofrece un retrato inédito del autor de Coffea arabiga y Ociel del Toa, gracias a la cuidadosa selección de materiales realizada con los archivos conservados por su viuda, Gretel Alfonso.
En el prólogo, el ensayista puertorriqueño Julio Ramos subraya que estos documentos “nos aproximan a las vicisitudes de la vida y la imaginación radical del documentalista, pintor y poeta cubano”. Son rastros que sobrevivieron “milagrosamente a la censura, al tiempo y al olvido” gracias al cuidado de Alfonso, quien convivió con el artista desde su matrimonio en 1988 hasta su muerte en Miami en 2003.
Los materiales abarcan tanto su etapa en el exilio en Miami y Nueva York como apuntes, dibujos y poemas de su tiempo en Cuba, incluyendo los escritos durante su reclusión psiquiátrica y en prisión. También aparecen reflexiones sobre figuras con las que tuvo choques, desde Fidelio Ponce y Fidel Castro hasta Celia Cruz.
Anarchivo incluye además un guion de proyecto documental, poemas publicados en Hojas —boletín literario del Hospital Psiquiátrico de La Habana—, dibujos, fotos y una esclarecedora entrevista con Gretel Alfonso, junto con una filmografía completa del cineasta.
Nacido en Camagüey en 1938, Guillén Landrián filmó más de una decena de documentales en los años 60 dentro del ICAIC, muchos premiados internacionalmente, aunque archivados en Cuba hasta el 2000. Expulsado del cine institucional en 1972, sufrió prisión y reclusiones psiquiátricas, antes de emigrar a Estados Unidos en 1990.
Tras su muerte, su obra ha sido objeto de redescubrimiento y homenajes internacionales en filmes como Café con leche (2003), El fin, pero no es el fin (2005), Retornar a La Habana con Guillén Landrián (2013) y Landrián (2023).
Con Anarchivo, el legado de Guillén Landrián se amplía, revelando la voz íntima y resistente de un creador marcado por la censura y el exilio, pero cuya obra continúa trascendiendo generaciones.
Isabella Ladera reaparece tras el escándalo: “El odio solo le hace daño al que lo siente”
Hace 1 día