El Gobierno de Pedro Sánchez ha dado un paso más en la crisis diplomática con Israel al anunciar un paquete de medidas restrictivas que incluyen la prohibición de entrada al primer ministro Benjamin Netanyahu en territorio español. La decisión busca enviar un mensaje político firme en un momento en que el Ejecutivo enfrenta presiones internas y externas.
Entre las nueve medidas presentadas por Sánchez figura la consolidación del embargo de armas a Israel, vigente desde octubre de 2023, ahora planteado como permanente a través de un Real Decreto Ley. También se contempla la prohibición del tránsito por puertos españoles de barcos con suministros destinados a las fuerzas armadas israelíes, así como el cierre del espacio aéreo nacional a vuelos estatales con material de defensa.
El Ejecutivo propone, además, restringir la entrada al país de personas vinculadas con violaciones de derechos humanos en Gaza y Cisjordania, prohibir la importación de productos procedentes de asentamientos ilegales y reducir los servicios consulares para ciudadanos españoles residentes en esas colonias al mínimo legal obligatorio.
En paralelo, Sánchez anunció un refuerzo del apoyo a la Autoridad Palestina, con proyectos de cooperación en agricultura, salud y seguridad alimentaria, además de más efectivos en la misión europea en Rafah. España también incrementará su contribución a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en 10 millones de euros adicionales y destinará 150 millones de euros en ayuda humanitaria hasta 2026.
El gobierno de Netanyahu reaccionó de inmediato, prohibiendo la entrada en Israel a Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, y a Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia, en respuesta a sus declaraciones críticas. Gideon Sa’ar, ministro de Exteriores israelí, acusó al Ejecutivo español de “conducta hostil” y de mantener “un activismo obsesivo contra Israel”, al tiempo que lo vinculó con regímenes como el de Irán o Venezuela.
La tensión no es nueva. En 2023, tras el reconocimiento oficial del Estado de Palestina por parte de España, Israel retiró a su embajadora en Madrid y acusó a Sánchez de “apoyar el terrorismo” durante una visita a la región en plena escalada bélica. Desde entonces, la embajada israelí en España funciona solo con un encargado de negocios.
Dentro del PSOE, algunos sectores interpretan este endurecimiento como un intento de Sánchez por fortalecer su posición interna y consolidar apoyos en el Parlamento, especialmente en un contexto de negociaciones presupuestarias. La estrategia recuerda a la decisión de reconocer a Palestina en plena campaña electoral europea, lo que fue considerado “precipitado” por voces críticas dentro del propio partido.
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