Un ciudadano cubano identificado como C.R.L. será deportado a México tras cumplir una condena de más de tres años en una prisión estadounidense por delitos graves. El gobierno de Cuba se negó a aceptarlo de regreso, lo que obligó a las autoridades migratorias de EE.UU. a buscar otro destino para su deportación.
Según documentos de la Corte del Distrito Medio de Georgia, el hombre ingresó de manera ilegal a Estados Unidos y fue condenado por crímenes graves durante su estancia en el país. Una vez cumplida su sentencia, fue puesto bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en espera de su deportación.
Sin embargo, la repatriación se vio obstaculizada por la negativa del régimen cubano a recibirlo, aparentemente por su historial delictivo. Ante esta situación, el detenido presentó una solicitud de habeas corpus, un recurso legal para impugnar su detención, argumentando que estaba siendo retenido más tiempo del necesario debido a la demora en su deportación.
Los jueces federales rechazaron su petición, afirmando que no tenía fundamento legal para evitar su traslado. El juez Clay Land señaló que el propio individuo era responsable de su situación, ya que ingresó de forma irregular y violó las leyes del país. Además, criticó su intento de cuestionar los esfuerzos del gobierno estadounidense para encontrar un país dispuesto a recibirlo.
“Después de rechazar ser enviado a su país de origen, y ahora también quejarse por ser deportado a México, el peticionario pretende tener derecho a escoger a dónde se le debe enviar, lo cual no es compatible con la ley migratoria vigente”, argumentó el magistrado. Incluso comparó su postura con la lógica "surrealista" de Alicia en el país de las maravillas.
En su resolución, el tribunal concluyó que no tiene jurisdicción para impedir la deportación a México ni para conceder medidas cautelares que suspendan su traslado. La orden de deportación permanece vigente y será ejecutada por las autoridades correspondientes.
El caso ilustra uno de los dilemas migratorios más complejos que enfrentan los tribunales estadounidenses: cuando un país de origen se niega a recibir a sus propios ciudadanos, las opciones legales para deportarlos se reducen considerablemente. En este caso, México aceptó recibir al ciudadano cubano, aunque él manifestó su desacuerdo con esa decisión.
Fuete: La Nación
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