En medio de apagones que superan las 12 horas, más de 20 días sin agua potable, transporte deficiente, hospitales sin insumos ni medicamentos y una alimentación que apenas alcanza para sobrevivir, Cuba enfrenta una crisis humanitaria que no parece tener solución.
La población lucha diariamente por lo más básico: un vaso de agua, electricidad para cargar un teléfono o simplemente poder trasladarse de un lugar a otro sin arriesgar su vida. Sin embargo, mientras millones de cubanos viven estas penurias, un grupo de defensores de la llamada “revolución” parece ajeno a la realidad del país.
Recientemente, un encuentro internacional de pulicaciones teóricas de partidos y movimientos de izquierda reunió a estos sectores para debatir boberías, gastando recursos que el pueblo común no tiene.
La ironía no pasa desapercibida: la misma izquierda que defiende y promueve el sistema vigente es responsable, en buena parte, de mantener a la nación en la miseria. Los críticos señalan que estas reuniones sirven más para alimentar teorías y discursos políticos que para ofrecer soluciones concretas a los problemas cotidianos de los ciudadanos.
Mientras tanto, la población sigue enfrentando colas interminables por alimentos, escasez de medicamentos y servicios básicos que funcionan de manera intermitente o no funcionan.
En redes sociales, la indignación es palpable. Comentarios de usuarios como Ariel Valdés recuerdan que a muchos de estos defensores de la revolución “solo les importa que el sistema haga metástasis por el mundo para ellos seguir viajando”, sin importarles el sufrimiento del pueblo cubano.
Otros, como Amauri Torres y Leticia Prieto, critican la hipocresía y el cinismo de quienes participan en estos eventos mientras millones de compatriotas sobreviven en condiciones extremas. La frustración de la ciudadanía se refleja en palabras como “básicamente pura basura” o “la mierda concentrada”, describiendo la desconexión entre la teoría que se discute en los encuentros y la realidad que se vive en la calle.
Incluso desde los comentarios más sarcásticos se evidencia el descontento: expresiones como “esto es el arte de cómo lograr el desarrollo sostenible de la paciencia ciudadana” reflejan la burla hacia discursos que parecen diseñados para justificar la inacción ante los problemas reales.
Mientras los organizadores disfrutan de comidas, viajes y atención internacional, el pueblo cubano sigue a la espera de soluciones tangibles que mejoren su vida diaria.
Esta situación pone en evidencia una paradoja que no puede ignorarse: Cuba tiene recursos humanos y financieros para la teoría y el debate internacional, pero carece de capacidad para garantizar bienestar y dignidad a sus ciudadanos. Es urgente que las prioridades cambien y que el enfoque se centre en resolver las necesidades básicas de la población, porque de nada sirve debatir sobre ideologías mientras el país se hunde en la desesperación y la miseria.
Explota tubería en Palatino, Cerro y agrava la crisis de agua en toda La Habana(video)
Hace 13 horas
Trump anuncia reunión con Putin en Hungría para negociar el fin de la guerra en Ucrania
Hace 2 horas