La indignación crece en el poblado de El Cristo en Santiago de Cuba, tras la llegada en helicóptero de Beatriz Johnson Urrutia, secretaria del Partido Comunista en la provincia. En medio de una crisis humanitaria provocada por el huracán Melissa, la presencia de Johnson acompañada de boinas negras desató una ola de malestar y reclamos populares.
Según reportó el periodista Yosmany Mayeta Labrada, los residentes denunciaron que la funcionaria había estado en el lugar un día antes, reunida en la Casa de la Cultura, donde se encontraban —afirman— dos motosierras eléctricas que nunca fueron entregadas ni prestadas a los vecinos que intentan limpiar sus viviendas destruidas y las calles bloqueadas por árboles y cables caídos.
Este miércoles, Johnson volvió a aterrizar en helicóptero en el campo de pelota del pueblo, rodeada de una fuerte custodia militar. La escena, que muchos califican como una provocación, se tornó tensa cuando decenas de personas se acercaron a exigir respuestas ante la falta de comida, electricidad y atención gubernamental. “Aquí nadie ha venido. Hay casas derrumbadas, postes en el suelo, no hay comida ni agua, y ahora vienen a callar al pueblo”, denunció una vecina entre lágrimas.
Varios testigos aseguran que los boinas negras ordenaron callar a quienes reclamaban, lo que aumentó la rabia de los presentes. “Eso fue una falta de respeto total. En lugar de escuchar, mandaban a callar a la gente”, contó una residente.
La situación se agravó cuando surgió el rumor de que las autoridades pretendían retirar el grupo electrógeno de la panadería, el único punto donde la comunidad podía cargar teléfonos y lámparas, comunicarse con familiares y comprar pan, alimento básico para muchas familias. “¿Cómo se van a llevar el único generador del pueblo? ¿Dónde cargamos ahora? ¿Dónde compran pan los niños?”, reclamaron los habitantes.
Para muchos, la visita en helicóptero simboliza la distancia entre los dirigentes y el pueblo. “Llegan en helicóptero y con escoltas, pero aquí no han venido a ver ni una casa caída ni a traer ayuda. Solo vienen a hablar”, lamentó otro vecino.
Mientras tanto, El Cristo sigue sin energía eléctrica, sin alimentos ni agua potable, y con las calles cubiertas de escombros. La población exige que antes que los discursos y las cámaras, lleguen la ayuda y los recursos prometidos.