Tras el paso del huracán Melissa, la narrativa oficial en Cuba contrasta de manera dramática con la realidad que denuncian los ciudadanos. En una transmisión televisada, la Defensa Civil, bajo la dirección del presidente designado Miguel Díaz-Canel, informó que no se registraron fallecidos.
Según los medios oficialistas, se iniciaron trabajos de despeje de carreteras y autopistas, apoyados por maquinaria pesada y el ejército, que supuestamente habría rescatado a personas en comunidades aisladas y en zonas de riesgo por deslaves. Asimismo, afirmaron que los evacuados regresaban gradualmente a sus hogares.
Sin embargo, las imágenes y testimonios publicados en redes sociales revelan otra realidad: más de 100 personas permanecían atrapadas en los techos de sus casas en San Germán, Holguín, debido a las graves inundaciones provocadas por el desbordamiento del Río Cauto.
La situación en otras provincias, como Santiago de Cuba, Contramaestre y El Cobre, muestra viviendas destruidas y calles inundadas, evidenciando daños mucho más severos de lo que reportan los medios oficialistas, incluyendo un fallecido, un señor mayor, en el Cobre según dio a conocer el párraco del Santuario.
Mientras el gobierno minimiza los daños mencionando únicamente derrumbes de árboles y fallos en las telecomunicaciones, las fotografías y videos compartidos por ciudadanos muestran la devastación real: techos arrancados, casas colapsadas y familias en peligro, expuestas a desastres mayores si no reciben asistencia inmediata.
El contraste entre la versión oficial y la información que circula en redes sociales pone de relieve la persistente falta de transparencia del régimen ante eventos de emergencia. Los habitantes afectados han recurrido a Internet para intentar alertar al mundo sobre la magnitud de la tragedia, denunciando la indiferencia y la desinformación de las autoridades.
Este caso refleja una problemática recurrente en Cuba: mientras el gobierno controla la narrativa mediática, el pueblo afronta las consecuencias de desastres naturales sin recibir ayuda suficiente, en condiciones de riesgo constante.
La denuncia pública y la visibilidad internacional se vuelven, entonces, herramientas vitales para exigir justicia, asistencia y el reconocimiento de la gravedad de los daños causados por eventos naturales.
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