El representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, embajador Mike Waltz, protagonizó un discurso contundente durante el debate anual en la Asamblea General sobre la resolución que condena el “bloqueo” a Cuba. En su intervención, Waltz desmanteló los argumentos del régimen cubano y afirmó con claridad: “No hay ningún bloqueo. Eso es absolutamente falso.”
El diplomático calificó el encuentro, que se realiza cada año desde 1992, como “un teatro político” en el que La Habana intenta presentarse ante el mundo como víctima, mientras oculta la represión interna y el fracaso económico de su propio modelo. “El régimen cubano busca convencer al mundo y a su propio pueblo de que no es responsable de las consecuencias de sus políticas. Pero la verdad es otra: este es un régimen ilegítimo y brutal”, declaró.
Waltz instó a los países miembros de la ONU a dejar de “apaciguar” a las autoridades cubanas con sus votos simbólicos. “Les pido que esta vez hagan algo diferente: usen esta votación para enviar un mensaje al régimen de La Habana y al pueblo cubano. Dejen de culpar a Estados Unidos por todos los problemas económicos de la isla”, dijo.
El embajador recordó que el gobierno de Cuba continúa apoyando a regímenes autoritarios y organizaciones terroristas, además de colaborar con cárteles que trafican drogas, armas y personas en la región. “El régimen cubano ha socavado las democracias en nuestro hemisferio, ha oprimido a su propio pueblo y lo ha empobrecido para mantener los privilegios de una élite corrupta”, denunció ante el pleno.
Uno de los momentos más enfáticos del discurso fue cuando Waltz desmontó el argumento central del régimen: la existencia de un supuesto “bloqueo económico”. “Estados Unidos permite a Cuba importar alimentos, medicinas y ayuda humanitaria. Solo el año pasado exportamos más de 500 millones de dólares en bienes, incluidos más de 585 millones de dólares en alimentos y medicinas”, precisó. “¿Cómo puede alguien llamar a eso un bloqueo?”, añadió.
El representante estadounidense también acusó al gobierno cubano de desviar recursos hacia proyectos turísticos de lujo mientras la población pasa hambre y carece de servicios básicos. “Vimos los reportajes sobre compañías militares cubanas con miles de millones de dólares en cuentas en el extranjero, mientras el pueblo carece de lo esencial”, afirmó.
Waltz señaló que el verdadero problema no es externo, sino interno: “Ningún gobierno comunista ha hecho funcionar una economía. Cuba no es la excepción. Las fallas de gobernanza han expulsado a dos millones de cubanos. No entran, se van.”
Asimismo, exigió que el régimen rinda cuentas por las violaciones sistemáticas de derechos humanos, el trabajo forzado, la explotación de médicos en el extranjero y la existencia de más de 700 presos políticos en condiciones inhumanas.
El embajador concluyó su discurso pidiendo a los Estados miembros abstenerse o votar en contra de la resolución presentada por Cuba. “Dejemos de repetir la propaganda del régimen. No hay bloqueo. Enviemos un mensaje de dignidad, derechos humanos y esperanza al pueblo cubano”, exhortó.
El mensaje de Waltz, directo y sin concesiones, provocó la ira inmediata de la delegación cubana, que respondió con acusaciones contra Washington. Sin embargo, su intervención marcó un punto de inflexión en el debate, al poner sobre la mesa la realidad que el régimen intenta ocultar: el verdadero obstáculo para el progreso de Cuba no es un bloqueo externo, sino su propio sistema autoritario.
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