La Habana acoge esta semana un curso internacional contra el tráfico ilícito de drogas, impartido por especialistas de la Policía Nacional de España a fuerzas del Ministerio del Interior (MININT), según informó la estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN).
La capacitación aborda técnicas avanzadas de investigación contra el tráfico de cocaína, heroína, cannabis, drogas sintéticas y precursores químicos, además de la detección de operaciones de blanqueo de capitales.
De acuerdo con el reporte, el evento forma parte de la estrategia del gobierno cubano para fortalecer la cooperación internacional y actualizar los métodos de sus fuerzas policiales frente a un fenómeno que el Estado considera una amenaza global.
Actualmente, el MININT asegura mantener 43 acuerdos bilaterales antidrogas, cooperación operacional en tiempo real con 37 países y 56 acuerdos de asistencia judicial, lo que refuerza la coordinación internacional en esta materia.
El curso se desarrolla en un contexto de endurecimiento de la legislación cubana. En agosto, el Tribunal Supremo Popular aprobó el Dictamen 476, que incrementa las sanciones contra el tráfico y consumo de cannabinoides sintéticos, conocidos popularmente como “el químico”, considerados más potentes y dañinos que drogas como la marihuana o la cocaína.
Las nuevas disposiciones establecen penas de 10 a 30 años de prisión e incluso la pena de muerte en casos de tráfico agravado. En cuanto a la tenencia ilícita, las sanciones oscilan entre uno y tres años de cárcel o multas de hasta 300 mil cuotas.
El gobierno insiste en su política de “tolerancia cero” frente a este fenómeno. Como parte de ella, se han ejecutado ejercicios nacionales y territoriales, operativos policiales, juicios ejemplarizantes y programas de prevención en escuelas y comunidades.
Dentro de esa estrategia se incluye también la reciente inauguración del Observatorio Nacional de Drogas, orientado a la vigilancia, prevención e investigación del consumo y tráfico de estupefacientes en el país.
Aunque Cuba se presenta oficialmente como un país con baja incidencia de consumo, las autoridades reconocen un crecimiento visible entre adolescentes y jóvenes, lo que refuerza la urgencia de reforzar la cooperación y la acción preventiva.